Vivir con una perspectiva de agradecimiento nos permite disfrutar de libertad interior, no es ser conformistas sobre nuestros sueños o deseos, más bien es reconocer todas las bendiciones que tenemos hasta el día de hoy y saber que Dios traerá más, pero en esa espera podemos tener una actitud de contentamiento, o en algunos casos hasta reclamo, por no recibir lo que deseamos en el momento que consideramos oportuno. Personalmente me parece que este mundo se ha transformado en un lugar donde se insiste en enfocarse en lo que hace falta. Los comerciales nos estimulan a comprar lo más nuevo, lo más chic, lo que todos tienen, o incluso hacer pensar que es lo que todos buscan. Nos hacen creer que si compramos lo que nos ofrecen estaremos bien con eso, pero luego nos hacen ver que ahora se requiere un cambio, porque el servicio/producto tiene una última versión mejorada. Hemos adoptado esa mentalidad, también en nuestra fe, pensamos en algunos momentos que nos hace falta algo, e incluso la sociedad se empeña en hacer ver lo faltante y no todo lo que ya tenemos.
Un ejemplo de esto lo podemos ver en la vida sentimental de una persona, si es soltera dicen que le falta novio, si es un matrimonio, faltan los hijos, si tiene un grado universitario A, ¿Por qué no buscar el grado B?
Me parece que la libertad como resultado del contentamiento no tiene precio, porque reitero, no es que nos impide obtener lo mejor o es una postura conformista, es que produce satisfacción no solo al recibir lo deseado, sino mientras se está esperando.
Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.»
Hebreos 13:5
Deja una respuesta