(Es un poco largo, pero puede ser lo que necesitas escuchar).
Que complicado es querer entrar a tu casa, ojalá con alguna urgencia y recordar que las llaves no están, ya sea porque las dejamos pérdidas o porque quien las maneja no estaba ni cerca. Recuerdo que antes de la era de los celulares, había que coordinar quien estaría en casa, para no quedarse puerta afuera, lo que significaba tener largas esperas hasta que llegara la persona con las anheladas llaves.
¿Cuántas veces nos hemos sentido de esta manera en la vida?
Creemos que, cumpliendo los requisitos, que haciendo todo de la manera correcta y siguiendo las normas, se nos abrirá la puerta de par en par (significa abierta completamente) y nos damos cuenta que podemos tener la puerta al frente de nosotros, pero se nos escapa un detalle, no tenemos las llaves.
Por mucho tiempo, y en serio mucho tiempo, estuve orando por una oportunidad laboral, podemos llamarle una puerta. Yo recién egresado de la carrera universitaria, con oraciones hechas a Dios, que se podrían llamar hasta acumuladas, y con otros factores que se pueden considerar como necesarios para asegurarme esa oportunidad, la puerta no se abría. Me llené de desilusión, al ver que tenía todo, solo faltaba la puerta. Sumando a esta situación, el trabajo actual no parecía ir bien y el estrés y la ansiedad hacían de las suyas.
Pedí mucho a Dios porque me sentía en un bache o hueco emocional, sentía que mi vida giraba alrededor del trabajo y tuve muchos días grises. Decidí buscar a Dios, entregarle mi petición. Hace unos días reconocí que mi petición se basaba solamente lo que yo quería, sin considerar con disposición su voluntad, en ese momento le pedí que me llevará a un lugar donde fuese a ayudar personas, con un deseo de pedir algo más allá de mi petición un poco egoísta.
Un día después, me estaban anunciando, que había sido elegido para una posición laboral en la que estaba llevando un proceso.
Te cuento toda esta historia, para afirmarte que sin importar tu contexto hoy, ¡sí!, con todo eso que carga tu mente y te desvela, Dios tiene el poder para abrirte la puerta.
¿Por qué no lo hace ya? No lo sé, pero puedo asegurar que es porque hay un plan, un buen plan para tu vida.
Todo lo vivido en el pasado, no se va a comparar con lo bueno que viene cuando se abra la puerta que deseas.
Salmos 126:5.
Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
Una belleza.
Me gustaMe gusta