Deseo Insaciable

2 Samuel 12:1-13.

Este texto nos habla sobre la historia de David y Natán. El rey David tuvo un encuentro con una mujer casada y había intentado cubrir el asunto asesinando al esposo de esta mujer.

Dios lo exhorta por medio del profeta Natán por el comportamiento que había tenido. David tenía varias mujeres a su disposición según la costumbre de la época y su posición como rey. Pero un día vio una y decidió estar con ella.

Un hombre que tenia todo, tenia el poder de pedir cualquier cosa y de recibirlo, porque era mandato del rey. Sin embargo, en esta ocasión su deseo era algo que no le correspondía. Deseaba lo que otro poseía. Su deseo fue mayor.

¿Cuántas veces nos pasa esto en la vida? Se nos ha dado mucho, pero parece que nunca es suficiente, recibimos lo que pedimos, pero tiempo después nos parece poco.

Nos llenamos de deudas, de problemas, o algún tipo de carga por satisfacer nuestro deseo insaciable. Las aspiraciones son buenas, pero cuando están son una carga que parece nunca detenerse. ¿Dónde está nuestro corazón verdaderamente?

Hemos aceptado el sentirnos insaciables siempre, porque no hemos decidido beber del agua que sacia. ¿De qué nos estamos saciando?

Juan 4:14

Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

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