¿Cuánto deseábamos de niños tener los beneficios de ser adulto? Jugar hasta tarde, tener dinero en nuestro bolsillo, ir a donde quisiéramos o comer la comida preferida siempre.
Cuando éramos niños, deseábamos ser adultos. Si lees esta publicación y eres mayor de 18 años, si andas por los treintas, a veces nos gustaría devolver el tiempo y ser niños de nuevo. Dejar las exigencias y responsabilidades por un tiempo y regresar después con todo resuelto, claramente, esto es imposible. La etapa de la infancia, quedó hace mucho tiempo atrás, ya no volverá, lo más cercano será cuando jugamos con nuestros sobrinos o hijos y esto sucede porque ya la etapa pasó. La temporada de nuestra infancia ahora es solo un recuerdo, fue una etapa donde aprendimos a descubrir los peligros y donde nuestro cuerpo fue generando mayor resistencia física.
Así sucesivamente, podemos recordar la adolescencia, el tiempo de universidad, nuestro primer trabajo, entre otros.
Cada temporada nos lleva hacia algo nuevo, quizás nos asuste un poco al inicio, pero luego que la atravesamos podemos ver que todo era para crecimiento y que aún las desilusiones de la juventud que pensamos en su momento no poder soportar, nos hicieron más fuertes.
Escribo esto porque en ocasiones se nos olvida que esta temporada también va a pasar, la crisis que podemos estar viviendo hoy, será el testimonio de mañana.
Saldremos de esta temporada más fuertes, con mayor fe y llenos de vigor.
Podemos dudar de la promesa de Dios de que vendrán tiempos mejores, pero nuestra incredulidad será parte del propósito de Dios.
El temor nos puede decir que será nuestro final, pero, ¿cuantas temporadas difíciles ya hemos atravesado? Y sigues aquí. Dios te sostendrá en medio de este tiempo.
Salmos 62:7 -NVI
Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios!
Deja una respuesta